Sobre el lápiz y la historia

La administradora de este blog (el lápiz, yo) quiere comentar que todas las vivencias redactadas aquí son y serán del personaje, que es una persona física y ha preferido mantenerse anónimo.
Así pues, el narrador es "Anónimo" y quien escribe es "El lápiz".
¡Bienvenid@!

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viernes, 22 de marzo de 2013

Carnaval con Loba y Reina

Si no recuerdo mal, fue en los noventa (a mediados). La noche comenzó como siempre: fiesta y drogas, música y drogas, alcohol y drogas, etc. Un buen cóctel para hacer interesante la noche. Íbamos todo el grupo de la misma carroza (aunque yo sólo los acompañaba) y nos lo estábamos pasando bien.
Así, hasta las cuatro de la mañana, toda la trupe seguimos la Rua... Bubu, Loba, Reina (la del carnaval) y el resto. Por aquel entonces ya tenía una relación de amigos con derecho a roce con Loba y tenía pensado pasárnoslo bien.
El problema del exceso de coca (para mucha gente) es que el tema no funciona como debería así que ya me había hecho con una pastillita azul (viagra, por si alguien no se entera) para que todo funcionara a las mil maravillas.

Después de la fiesta, llegamos al hotel reservado para la gente de las carrozas donde se cambiaban, duchaban, etc. Ahora que recuerdo, Loba estaba con uno de mis amigos (el Sano, que no tomaba nada) y aquella misma noche se habían peleado porque ella había bebido mucho y yo me había pasado invitándola. Así, Sano y Bubu se fueron por su lado y yo me quedé con Loba y Reina.

Ya solos en la habitación del hotel (que menuda mierda de hotel), los tres seguimos bebiendo, esnifando y hablando. Y Loba, después de la sudadera de toda una noche bailando, decidió irse a duchar y me quedé a solas con la Reina del carnaval. Yo sabía, porque me lo había dicho Loba, que Reina iba tras de mí y que quería tema (¿qué otra cosa iba a querer, si no?). La verdad es que siempre me ha gustado hacerme el tonto.
Poco después salió Loba de la ducha y entró Reina, así que seguimos bebiendo los dos y le dije de irnos a la cama (ya sabéis a lo que me refiero). Sin embargo, Loba no quería por el tema con Reina. Que si ella estaba por mí, que si mejor dejarlo, etc.
Pero yo ya hacía rato que me había tomado la pastillita y no iba a darme por vencido así seguí insistiendo y empecé a sobarla. Lo bueno de tenerla como amiga es que sabía que con el alcohol se ponía muy cachonda (por algo la llamaba Loba) por lo que sólo tenía que esperar a que cayese.
En efecto, después de unas pocas caricias bien dadas, ella me siguió el juego mientras Reina seguía en la cucha. Nos tumbamos en la cama y ya sólo pude centrarme en ella y en su cuerpo. No peco de modesto precisamente así que puedo decir que me gustan los preliminares. Lamer, besar, toquetear,... Que también me gusta que me lo hagan a mí, no digo que no.
Loba me tocaba con su típica ansia, como con hambre. En seguida noté el efecto de la pastillita (algo así como más duro y fuerte, con un plus de energía) y me la puse encima para que me hiciera un buen trabajo mientras notaba en mi lengua toda su excitación. El tiempo ya no tenía importancia y lo único que tenía en la mente era lo caliente que estaba. La puse a cuatro patas y la hice gritar. En aquel entonces no usaba condón, pero sobretodo era porque estábamos entre gente de confianza y no iba a correrme dentro.
De repente apareció Reina y se me puso detrás, a acariciarme y besarme. Se puso debajo de Loba y empezaron a magrearse entre gemidos. La saqué y empecé a restregarla entre ellas, contra sus clítoris. Era demasiado bueno y no podía parar. Pero Loba me empujó con el culo y me tumbaron sobre la cama para chupármela las dos con la lengua, como peleándose por un helado. Casi me entraban ganas de morderme el puño pero entonces Loba vino para ponerse sobre mí y que se lo chupara mientras se besaban y Reina me cabalgaba. Me las imaginaba restregándose las tetas y pellizcándose los pezones. Lo bueno de la situación es que al ir tan puesto me costaba mucho correrme así que teníamos mucho tiempo por delante.
Poco después se pusieron ellas a hacer el 69 mientras yo le hacía un griego a la que estaba encima. Tan caliente, tan estrecho que me hubiera quedado allí hasta el final. Pero creo que las que mandaban allí eran ellas aunque yo las pusiera como quería. No sé cuánto estuvimos cambiando de posición mientras ellas casi se peleaban por metérsela. En ocasiones me daban hasta miedo, pero tampoco me daba la cabeza como para pensar mucho en ello.
Sólo recuerdo que los tres nos convertimos en un torbellino de lujuria y hambre, de dar y tomar y quitar y arrebatar. Algunos momentos están muy borrosos, la verdad, pero lo importante es el recuerdo del placer. Prefiero quedarme con eso.

Y a la mañana siguiente cada uno a su casa tan pancho. Si lo pienso me extraña que Reina accediera (o se uniera) pero pudo ser cosa del alcohol o a lo mejor quería probarlo, o puede que lo único que quisiera de mí fuera eso. Fue una sorpresa muy agradable.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Anónimo

Soy un hombre adulto, estable (mentalmente) y, como la gran mayoría, desempleado. "El lápiz" se interesó por mi historia y aquí me veo, dictándole varias partes de mi vida para que otras personas se entretengan o aprendan lo que deben y no deben hacer.
Sinceramente, no recuerdo el orden exacto de muchas cosas y ya se encargará "El lápiz" de dividir las historias y darles un poco de coherencia y buen aspecto literario. Creo que no me arrepiento de cosas de las que debería arrepentirme pero tampoco pienso mucho en ello, la verdad.
Bueno... ¿por dónde empezamos? ¿Qué quieres saber?